Cada año, el Festival Internacional de Cine de Puerto Madryn (Mafici) convoca a estudiantes de todo el país a enviar relatos audiovisuales sobre la problemática ambiental. Durante la muestra, organizan actividades junto a la Fundación Vida Silvestre.
Fotos Gentileza Mafici
El Festival Internacional de Cine de Puerto Madryn (Mafici) todos los años convoca a directores de distintas partes del mundo a enviar su primer largometraje. Además de esta invitación, impulsan una sección denominada “A cuidar nuestro mundo”, dirigida a estudiantes de 6 a 18 años, para que cuenten en un “videominuto” las problemáticas ambientales que perciben o les preocupan.
“La sección nace con la premisa de aportar a la conservación de nuestra naturaleza, porque la tierra se lo merece –explica Valeria Malatino, cineasta y directora de Mafici–. Está orientada a chicos de primaria y de secundaria para que llegue a todas las escuelas. Aunque este año, por la pandemia, estamos direccionando a las familias para que envíen el material”.
En 2019 participaron 20 provincias con 220 trabajos. El festival seleccionó 50 producciones en diferentes categorías: 20 del nivel primario y 30 del secundario.
“El formato de videominuto les permite a los participantes concentrar todo lo que quieren decir en 60 segundos, con la herramienta que tengan a mano –un celular o una cámara– y con cualquier técnica creativa: ficción, animación, documental, stop motion”, señala Malatino.
“En esta situación de aislamiento nos interesa que el niño o joven, en su entorno y sin salir de su casa, pueda hablar de los temores, miedos o lo que considere que está vinculado con el cuidado del ambiente. Seguimos dando libertad para que escojan el tema, porque la mirada de ellos es siempre crítica”, opina la directora del festival.
El vínculo con las escuelas es “muy bueno” porque hay docentes predispuestos a trabajar en el aula con nuevos desafíos. “Los docentes están más abiertos y la experiencia que realizan es muy satisfactoria; y un videominuto ambiental se puede llevar a cabo en cualquier materia y aplicando muchos contenidos. Por ejemplo, nos pasó con una docente de matemática que aprovechó la consigna para trabajar con estadísticas y gráficos. Además, en general, los chicos filman y editan solos, porque conocen las herramientas”, señala.
Los videos que participan del festival de cine no se quedan allí, sino que son compartidos en redes, con la autorización de cada participante, para que puedan ser utilizados por escuelas de todo el país para abordar las distintas problemáticas ambientales en las aulas.
“A partir del concurso vemos que uno puede generar un cambio con una actitud chiquita y mínima: después de todas las experiencias que realizan estos chicos, creemos que ellos deben llevar a cabo lo que pregonan. Un chico que participa de Mafici no deja la canilla abierta, fomenta la separación y reutilización de residuos; es un real aporte a la toma de conciencia por el ambiente”, asegura.
CINE Y ACCIÓN
El concurso de cine se realiza durante el mes de septiembre, la mejor época para avistar las ballenas desde la costa del mar argentino. El evento que busca unir el arte con la naturaleza se extiende durante ocho días, con la posibilidad de que los participantes disfruten tanto de la exposición de películas como de la fauna marina en su esplendor.
Desde la organización del festival, procuran encontrar la manera de que docentes y estudiantes cuyos trabajos fueron seleccionados puedan viajar a Mafici y obtener descuentos en servicios turísticos.
“Estamos convencidos de que los niños que participan en este concurso hacen un clic en su historia personal”.
Martín Font
Además, con la participación de la Fundación Vida Silvestre, que se sumó por primera vez a la iniciativa como jurado, organizan acciones de cuidado ambiental. Durante el festival, implementan talleres, charlas en las escuelas y actividades al aire libre. En la edición del año pasado realizaron una limpieza de la playa de Puerto Madryn.
“Fuimos invitados a participar como jurado para aportar una visión ambiental sobre los cortos, junto a otros que contribuían con su visión sobre el lenguaje cinematográfico, y encontramos en Mafici un espacio que veníamos buscando de permitirles a los chicos ser quienes tomen la voz y cuenten su visión sobre los problemas ambientales que los afligen”, asegura Martín Font, director de Comunicaciones de la Fundación Vida Silvestre.
Más tarde, comenzaron a implementar acciones de cuidado ambiental que logran gran nivel de convocatoria entre los jóvenes. “Descubrimos que tenemos que aprender de los chicos; ellos buscan la forma de contarnos lo que ya sabemos, pero de una manera diferente que nos puede llevar a una reflexión mayor”, afirma Font.
“Quizá es la primera vez que desarrollan un corto, pero poder meter la cabeza y el corazón en un proyecto así despierta una pequeña chispa en la temática que no queda ahí, sino que la llevan a su vida cotidiana –agrega–. Por eso, estamos convencidos de que los niños que participan en este concurso de cine hacen un clic en su historia personal: no es lo mismo que reciban un material educativo a ser ellos los protagonistas y buscar soluciones a problemas que puedan tener”.
Respecto a la pandemia por COVID-19 –que seguramente va a estar plasmada en muchas de las producciones audiovisuales en la edición de este año–, dice Font: “Si bien hay dudas con el origen de la pandemia, hay un gran componente zoonótico, y esto nos hace pensar cómo nos estamos relacionando con otros seres vivos, creo que la enseñanza pasa por ahí. Hemos visto en estas semanas distintos indicadores, baja de emisiones de efecto invernadero, reaparición de especies en lugares donde no estábamos acostumbrados a ver. Creo que vamos a tener que sacar el pie del acelerador y empezar a armar un nuevo pacto entre la naturaleza y los seres humanos”.
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