Cómo protegerlas de los parásitos internos

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Los parásitos de las mascotas pueden hacerles daño a ellas y también a los seres humanos. La prevención es la herramienta principal para cuidarnos y cuidarlos.

Los parásitos internos son pequeños organismos que viven en el interior del cuerpo de las mascotas. Los lugares más habituales en donde los perros y los gatos los tienen son el intestino, los pulmones y el corazón. “Es importante desparasitar a las mascotas por su salud, pero también para la de la familia que las cuida, ya que algunos pueden ser transmitidos a los seres humanos y ocasionar enfermedades”, explica Viviana Emilia Fernández (MN 9408), veterinaria de Our Pets Recoleta. “Nos damos cuenta de que los perros o gatos tienen parásitos porque pueden mostrar diversos signos clínicos como diarrea, vómitos y anemia, y si no se atienden, pueden causar la muerte de nuestras mascotas”, aclara Fernández. En algunos casos, los animales no muestran síntomas clínicos, de ahí la importancia de la desparasitación frecuente. “Lo indicado es hacerlo cada seis meses o realizar análisis de materia fecal de rutina. La dosis siempre debe ser consultada con el veterinario de cabecera y nunca debe aplicarse sin asesoramiento de un profesional, porque puede producir la muerte del animal”, agrega.


EN LOS INTESTINOS

Los principales gusanos intestinales que se encuentran en los animales domésticos son los vermes redondos (ascáridos), los ancilostomas, los trichuris y las tenias. “Los perros y los gatos pueden transmitirse las parasitosis de diversas formas, compartiendo ambientes parasitados, vía aerógena, por las heces o incluso a través de vectores”, comenta Fernández.
Los ascáridos son muy frecuentes y se contagian durante la gestación o por la leche materna. También pueden infectarse por el contacto con el suelo o el pelaje de un animal contaminado. Estos parásitos se transmiten a los niños y pueden traer graves consecuencias como la ceguera.
Los ancilostomas infectan a perros y gatos, y se contagian del mismo modo que los ascáridos. También pueden transmitirse a las personas. Mucho más pequeños son los trichuris, frecuentes en los perros, que se contagian a través del pelaje contaminado con huevos del parásito o a través del suelo. Por último, se encuentran las tenias, que
son habituales y se transmiten al humano. El contagio de perros y gatos se produce por ingerir carne cruda, por cazar roedores o por la ingesta de pulgas mientras se acicalan. La especie Echinococcus es la más grave, porque en el ser humano puede invadir el hígado y los pulmones.

EN EL CORAZÓN Y EN LOS PULMONES
La dirofilaria ocasiona la dirofilariosis, una enfermedad en la cual los parásitos habitan el corazón y que culmina con un paro cardíaco. El parásito se transmite a través de los mosquitos y puede afectar a las mascotas y a los humanos.
La estrongiloidosis, por su parte, es un parásito que se aloja en los pulmones y se transmite a perros y gatos a través de la ingesta de babosas o caracoles. Aunque las mascotas pueden no presentar síntomas, hay que estar atentos si presentan apatía por el juego y el ejercicio, tos, letargo o vientre hinchado.

RECOMENDACIONES

• Evitar el contacto de las mascotas con roedores, animales salvajes y animales muertos.
• Controlar las pulgas, porque transmiten algunas tenias.
• Evitar que los perros defequen en plazas y espacios para niños.
• Levantar con una bolsita las heces de las mascotas cuando están en la vía pública.